Beto
Mi pequeño, te merecías otro final, una vida larga y feliz en casa, en tu casa. Pusiste todo de tu parte para quedarte con nosotros. A pesar de que el pronóstico era tan malo, tú luchaste. Mi niño, mi Beti.
Mira cómo era Beto
La historia de Beto
Beto nos ha dicho hasta siempre. Tanto tiempo en la perrera, callado, pasando inadvertido, sin que nadie haya preguntado ni una sola vez por él hace que despedirse sea aún mas triste. Pero tenemos un consuelo, que no es poco, en sus últimos días conoció el calor de un hogar y el cariño de una familia en la que ha dejado un enorme vacío. Betito, te echamos de menos cada vez que entramos en tu jaulón, no te olvidaremos, descansa pequeño.
Aquí te dejamos la despedida del que fue tu hogar.
Betito cariño, lo siento, lo siento muchísimo. No sabes cómo se te echa de menos…
Cuando llegaste estabas tan asustado que no querías ni salir de tu escondite. Nunca habías tenido una casita y era una situación desconocida para ti. Poco a poco te fuiste dando cuenta de que solo queríamos darte cariño y la mejor vida posible y nos fuiste devolviendo todo el cariño con creces, ¡¡vaya si lo hiciste!! Era un jueves el primer día que viniste a frotarte contra mí y al día siguiente ya me dejaste acariciarte ¡¡Estaba tan contenta que tuve que llamar a las chicas para contárselo!! Desde ese día, solo buscabas las caricias de una mano… Nos seguías por toda la casa maullando para pedir un mimo… Aún te buscamos para darte cariños en tu habitación, en el lavabo que tanto te gustaba usar como cuna, con Xena (a la que le quitabas el agua y hacías pis en su kakaleku en cuanto tenías oportunidad), en nuestra habitación en la que tanto te gustaba esconderte,…
Hasta tus dos últimos días en la clínica ya estando tan malito nos dabas cariño, tanto cariño… Hasta en la clínica dijeron que te habías activado al verme y es que, aunque te encontrabas mal me querías hacer mimos. Mi pobre chiquitín… tan luchador, tan cariñoso…
Gracias a todas las compañeras (Garbiñe, Jessica, Aitor, Bea, Rocío…) que se han desvivido para que el final de Betito pudiese ser otro (venían a pincharle suero subcutaneo para evitar que se deshidratase, a hacerle mimos o una simple visita), a todas aquellas que se han interesado por saber cómo estabas y por supuesto a sus madrinas. Os estaremos siempre agradecidos por sentirnos tan arropados en los duros momentos.
Gracias también a Arantza por acompañarme a despedirme de ti y estar conmigo es ese duro y muy triste adiós.
Mi pequeño, te merecías otro final, una vida larga y feliz en casa, en tu casa. Pusiste todo de tu parte para quedarte con nosotros. A pesar de que el pronóstico era tan malo, tú luchaste. Mi niño, mi Beti.
Te queremos mucho y te echamos muchísimo de menos cariño.
Gracias a vosotros, Aintzane, Etxu, por vuestro amor incondicional hacia él. Por darle un hogar…